El síndrome de las “aguas poco profundas” en apnea

El síndrome de las “aguas poco profundas” en apnea en lenguaje técnico, síncope anóxico de la emersión— consiste en un desvanecimiento súbito que puede acontecer durante el ascenso, cerca de la superficie, en el curso de inmersiones prolongadas en APNEA (no con equipo autónomo). De no respetar las adecuadas medidas de seguridad, este fenómeno puede derivar en un ahogamiento que puede resultar fatal.

La causa de este fenómeno es la hipoxia que se ocasiona al respirar concentraciones de O2 inferiores al 10-12% a 1 ATA, que son incompatibles con la vida —recordamos que, en el aire, la concentración de O2 es del 21%—. Así pues, mientras el apneista permanece sumergido a profundidad, la concentración de O2 en el aire atrapado en sus pulmones desciende paulatinamente por su transferencia a la sangre; sin embargo, no experimenta ningún síntoma porque el descenso del porcentaje de O2 es compensado por la presión absoluta a la que se encuentra sometido: por ejemplo, a 10 metros de profundidad, tendría 2 ATA x 10% de O2 = 0,2 ATA, equivalente a respirar un 20% de O2 en la superficie..

El apneista desarrolla su actividad en inmersión hasta que siente la necesidad de salir a respirar. Al ir ascendiendo hacia la superficie, la presión ambiental desciende. Cerca de ella; por ejemplo, a 3 metros, sucede que hay 1,3 ATA x 10% de O2 = 0,13 ATA, equivalente a respirar una concentración del 13% de O2, cantidad insuficiente para una adecuada oxigenación cerebral, sobreviniendo el síncope.

Medidas de seguridad preventivas

El síndrome de “aguas poco profundas” en apnea se previene:

• Limitando la hiperventilación previa a la inmersión a 4 ventilaciones máximo, para evitar un descenso excesivo del nivel de CO2 en sangre que demore demasiado la necesidad de emerger para respirar.

• Buceando siempre acompañado de otro buceador y vigilándose mutuamente.

El síndrome de las aguas poco profundas - Cabo la Nao
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